Requisitos para entrar al cefereso
Almoloya el chapo
Poco más de tres meses después de llegar a una prisión cercana a la frontera con Estados Unidos, el capo del cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán, será devuelto al penal del Altiplano, en el centro de México, donde protagonizó una descarada fuga en julio de 2015.
Las autoridades federales aún pueden solicitar la revisión de la decisión del juez por parte de otro tribunal, lo que podría retrasar al menos dos meses un fallo que finiquite el asunto. “Todavía no nos han dicho la fecha [del traslado], por razones de seguridad, pero ya hay movimiento en Ciudad Juárez, puede ser en cualquier momento”, dijo Rodríguez. Según El Universal, desde el 15 de agosto, aviones y helicópteros del gobierno federal han aparecido en el aeropuerto internacional de Ciudad Juárez, y las carreteras que conectan el aeropuerto con el Cefereso No. 9 han sido patrulladas por personal del ejército mexicano y de la policía federal, instalaciones que ya estaban vigiladas por cientos de agentes desplegados tras el traslado de Guzmán a ese lugar.
La orden de traslado llega en un momento inoportuno para el gobierno mexicano. Aunque el aumento de la presencia de seguridad en torno al Cefereso nº 9 puede estar relacionado con el inminente traslado, también está vinculado al reciente secuestro de uno de los hijos de Guzmán en Puerto Vallarta por parte del cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), que ha suscitado la preocupación de que el cártel de Sinaloa de Guzmán y el CJNG -los cárteles más poderosos de México- estén en conflicto. Si los cárteles están en guerra, entonces el traslado de Guzmán sería sin duda un objetivo para el CJNG, que en el pasado ha derribado un helicóptero del ejército y ha tendido una emboscada a la policía federal.En un acontecimiento separado a principios de esta semana, Leonor García, la ex directora de seguridad de la prisión del Altiplano, que fue detenida junto con muchas otras personas a raíz de la fuga de Guzmán en julio de 2015, fue liberada por orden de un tribunal mexicano. Las investigaciones realizadas tras la fuga revelaron que no se siguieron los protocolos de seguridad, y la fiscalía mexicana ha dicho que estudiará la posibilidad de volver a presentar cargos contra García.
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* Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Coordinación Doctorado Estudios Urbanos. Dirección: Av. Plutarco Elías Calles no. 1210, Colonia Fovissste Chamizal, C. P. 32310, Ciudad Juárez Chihuahua, México.
Este artículo presenta los resultados de un proyecto de investigación en el que se analiza la construcción simbólica de la vida y la muerte en los jóvenes en un contexto de violencia en Ciudad Juárez, México. En particular, se analizan los relatos de la experiencia de vida de jóvenes varones internos en el Centro de Reinserción Social (CERESO) número 3 del estado en esta ciudad fronteriza que estuvieron involucrados en el delito de homicidio en el periodo 2008-2012. Este estudio muestra el escenario nacional y estatal de los menores condenados por este delito en los últimos años, enfocando el análisis desde una perspectiva sociocultural en la producción subjetiva del castigo y desde una perspectiva de derecho penal al discutir las figuras del ciudadano y del enemigo.
El castigo, que en nuestro caso se refiere a la experiencia de los jóvenes condenados o en proceso de sentencia, es un concepto central que va más allá del papel de los sistemas penitenciarios. Sin embargo, no podemos perder de vista que, a partir del siglo XVIII, la prisión se consolidó como una institución social (Garland, 1999) que acabó impregnando otros marcos institucionales como la familia, la escuela y la fábrica. Castigaba a todo aquel que se opusiera al orden establecido. Centrar el análisis en la experiencia vital de los jóvenes reclusos ofrece la oportunidad de examinar más de cerca un enfoque punitivo utilizado en el sistema penitenciario de México.
El sistema penitenciario de México ha sido calificado como un “desastre”, y el narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán acaba de ser enviado al peor encierro del país.Guzmán fue trasladado la madrugada del sábado al Cefereso No. 9, en las afueras de Ciudad Juárez, que está al otro lado de la frontera con El Paso, Texas.
Un informe de 2015 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México reveló que el Cefereso No. 9 obtuvo una puntuación de 6,63 sobre 10 en calidad general, la más baja de las 21 prisiones federales del país y por debajo de la puntuación de 7,32 de la prisión del Altiplano, que ocupa el décimo lugar en la clasificación, y donde Guzmán estaba recluido antes.La prisión -a unos 14 kilómetros del centro de Ciudad Juárez- tuvo una puntuación baja en el manejo de los presos con requisitos especiales.También obtuvo calificaciones medianas en cuanto a la seguridad y el bienestar de los presos y la rehabilitación, según Associated Press. A pesar de estos problemas y del hacinamiento, la prisión mejoró con respecto a 2014.Un área en la que la prisión se desempeña bien es en las “condiciones de gobernabilidad”, lo que tal vez llevó a las autoridades mexicanas a afirmar que el Cefereso No. 9 albergaría al capo.
La prisión se construyó entre 1988 y 1990 bajo el mandato del presidente Carlos Salinas de Gortari y recibió a sus primeros reclusos en noviembre de 1991.[4][5] A las autoridades mexicanas les preocupa mucho el riesgo de que la prisión pueda ser atacada desde el exterior como parte de una fuga organizada[6], por lo que los muros se han reforzado hasta un metro de grosor para desalentar las embestidas. Además, el espacio aéreo cercano al centro está restringido, y las autoridades afirman que las transmisiones de teléfonos móviles están limitadas en un radio de 10 km de la prisión para impedir las comunicaciones entre los reclusos y sus colegas del exterior. Además, hay vehículos blindados de transporte de personal cerca del centro para protegerlo en caso de un posible asalto. Esta prisión se creía impenetrable hasta el 11 de julio de 2015, cuando Joaquín “El Chapo” Guzmán escapó por un túnel.
La serie de Netflix-Univisión de 2017, El Chapo, describe el encarcelamiento y la experiencia de Joaquín “El Chapo” Guzmán en la prisión, y su fuga a través de un túnel el 11 de julio de 2015, que desmintió la suposición de que la prisión era impenetrable.
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